Fuga

miércoles, 30 de enero de 2008

Ayer haciendo zappin me encuentro con una película latina. Siempre me detengo con ellas porque nunca cuentan con presupuestos para distractores como efectos especiales, grandes escenografías y actores quemados y eso les da cierto aliento clandestino que jala. Fuga era esa película. Aunque no recuerdo el final porque luego de 24 horas sin dormir mi mente comienza a mezclar lo que veo con lo que sueño, debo decir que supo bien. Es interesante ver que el protagonista, más que Eliseo Montalbán, fue la gran pieza que compuso. Esta fue usada muy inteligentemente como el huevo que liga el pasado con el presente y los hace ver contemporáneos sin arruinar la historia. Me gusta que el juego de tiempos no haya sido tan forzado como el ya muy usado recurso de mantener la conexión en secreto hasta el final que se utiliza en las películas de terror de Hollywood. Uso la película como pretexto para mencionar la actuación del chileno Benjamín Vicuña. A pesar de algunos mínimos defectos que le atribuyo a la dirección más que a él (me refiero a la escena de los electroshocks en los que los temblores del actor no coincide del todo con el contacto de las paletas en su frente), su presencia me amarra. Ya sea dando una entrevista en un programa de televisión o en el cine, Vicuña tiene un algo que te hace seguir cada uno de sus gestos y palabras. Tal vez es esa la razón por la que producción en la que está, es producción que tiene éxito. La primera vez que vi su trabajo fue en una película juvenil chilena de corte comercial llamada "Promedio Rojo" (algo así como Mañana te Cuento en Perú) donde interpretaba al bully del cole. Esto me demostró que no tiene miedo de hacer papeles más ligeros y frívolos sin que estos afecte su capacidad para interpretar personajes más sensibles, extremos, límites y oscuros. Alfredo Castro (el compañero del psiquiátrico) tiene críticas mixtas. Algunos dicen que su actuación es espectacular, otros dicen que está muy sobreactuada. Personalmente, al principio pensé que era muy sobreactuada, pero pensándolo bien interpreta a un desequilibrado muy particular. Quién sabe cómo se comporta en verdad un intelectual desquiciado y homosexual enjaulado cual bestia en un psiquiátrico. Las actuaciones extremas son bienvenidas. Lo que sí me gustó mucho fue el texto que se le dio a este personaje. Muy profundo, demasiado?, no lo sé, pero igual es importante criticar la dirección de las actuaciones. Muy buen guión, pero las actuaciones de los demás personajes pudieron haber sido mejores. Esas no me las terminé de creer.

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