mis disposable everythings I

lunes, 13 de septiembre de 2010

Luego de tomar un par de cervezas y bailar como poseídos, dos amigos gay y dos amigas straight cuyas vidas hubieran sido bastante más fáciles siendo lesbianas salieron de la casa rosa a buscar otra fiesta. El sentido del tiempo en las madrugadas de Lima desaparecía cuando los cuatro salían juntos, no era raro verlos sentados en algún parque a las 6 de mañana cagándose de risa, cagándose en todo. Pero esa noche no. Por alguna razón todos estaban o muy cansados o muy aburridos o muy sobrios o muy nada. Cada uno en su taxi, yo en el mío. El sonido de Beirut en los audífonos apagaba el ruido del motor en la Av. Reducto. Una cercana ambulancia se hizo notar solo por el alcance de sus luces azules sobre el auto en movimiento. Una suave vibración en el bolsillo del saco llamó mi atención. Era un número conocido. Era un mensaje conocido: Qué haces? Era una invitación conocida: Ven. Aún en el asiento posterior del auto recordé que todo rastro de orgullo que antes me hubiera detenido de responder dicho pedido había desaparecido el fin de semana anterior. Precisamente un sábado de madrugada cuando, frente a una laptop que reproducía un corto una y otra vez en su habitación oscura, ambos habíamos dejado las wevadas que traen consigo las aburridas conversaciones pseudointelectuales. Y es que esa noche, luego de varios meses de frecuentarnos, habíamos hecho lo que secretamente deseábamos desde que compartímos esa noche de vino en la playa de estacionamiento abandonada de su abuela. Mi mente volvió al mensaje de texto en el celular que tenía en mi mano. Diez minutos después, el auto se estacionaba frente a un edificio cerca al malecón, yo bajaba de él aún con los audífonos puestos mientras que el guardián me abría la reja como quién se imaginaba qué iría a pasar media hora después. Era la primera vez que nos veíamos desde esa noche oscura por lo que, mientras esperaba a que abriera la puerta de su departamento, me cuestioné por algunos segundo cómo debería reaccionar al verlo. Alcé la mirada y ahí estaba despeinado y sin zapatos, rascándose la cabeza. El breve cuestionamiento de los segundos previos a ese segundo encuentro desaparecieron y me acerqué y le di un breve y suave beso en los labios. Fue bastante natural, impulsivo, y bastante correspondido -I have to say. Fuimos automáticamente a la única habitación iluminada del lugar. Al costado de su cama, un vaso con restos de vino y bajo mis pies, un skate. La confianza y la amistad nos permitieron dejarnos de rodeos, saltarnos todas las formalidades y besarnos. Todo lo que pasó después dejó de tener nombre o descripciones formales. Luego de algunos años de conocernos, luego de un año de ser amigos, luego de algunos meses de frecuentarnos como lo que yo pensé buenos amigos, luego de una semana de concretar nuestra indefinible relación ubicada en cierto punto del cómodo y despreocupado limbo entre los ejes de la amistad y la atracción física, nunca nos volvimos a ver, ni llamar, ni hablar, ni pensar.
Uno más de mis disposable everythings.



jueves, 26 de agosto de 2010

la negación no es la mejor forma de superar los problemas - dicen las personas que son malas para la negación. A mí me encanta.

veintipicos

sábado, 24 de julio de 2010


a los veintipicos los amigos comienzan a casarse
y la familia comienza a
morir.

today

viernes, 4 de junio de 2010

today I love you forever.

love is in the air...

miércoles, 26 de mayo de 2010

y yo soy un pez.

friday i'm in love

viernes, 14 de mayo de 2010

...NOT.


la semana después de tu regreso

sábado, 13 de marzo de 2010

hablando de ausencias...Dos semanas se sintieron como más de dos semanas cuando estuvo ausente. Ausente como siempre pero un poco más porque hablar por un medio a distancia se siente más cercano si se sabe que lo que nos separaba al principio eran solo dos avenidas y que ahora es todo un océano. Me irritó su ausencia a distancia y me irritó sentir que por algunos días no estuvo pensando en mí. Tal vez me falta mundo pero alguien a quien no conozco mucho y al que me gusta contarle mis secretos me dijo que lo desconocido distrae, entretiene y que tú debías estar conociendo muchas cosas nuevas que por un momento me desaparecieron de tu cabeza llena de humo. Lo entendí, todo tuvo sentido. Algo de sexo ocasional en Europa se le perdona a cualquiera, sobre todo porque no siempre se tiene sexo ocasional en Europa, porque yo también tendría sexo ocasional en Europa, porque tendrías sexo ocasional en Europa o no acá cuando me tienes a mí y porque no nos debemos nada el uno al otro. Los celos fueron superados por la razón de mi repentina objetividad antes los recientes sucesos y conversaciones con personas que no conozco mucho y a las que les cuento mis secretos. Tú eres mi secreto. Dos semanas que se sintieron como más de dos semanas después, ya estabas otra vez a dos avenidas de mí y, sin embargo, por alguna extraña razón seguía sintiéndote a un océano de distancia. Una semana después de tu llegada, supe de ti. No te pregunté nada, sabía que me contarías todo: si hay algo que te gusta es hablar de ti. Además soy algo así como la única persona que no te encuentra insoportable con tus delirios de grandeza.
Yo: Hola. ¿qué tal París?
Tú: Bien
Yo: ¿Solo bien?
Tú: Sí, solo bien
...
mierda.

summer insomnia 33

jueves, 21 de enero de 2010

- No te preocupes, la situación fue todo lo fría, distante y rara que puedas imaginar.
- Algo pasa ahí, lo sé, cómo fue la situación no tiene nada que ver porque ustedes son así: todo lo frío, distante y raros que pueda imaginar, por eso me gusta estar con ustedes.
- ...
- Yo fui solo un pretexto, le gusta salir contigo, a mí ya no me habla.
- Él está enamorado de él mismo y yo de mi soledad: no pasará nada.