albóndigas

miércoles, 20 de febrero de 2008

Las albóndigas de la cena, los gases que nos causaron y los baños compartidos no fue la mejor combinacion esa primera noche. Las cosas no mejoraron cuando nos quitaron todos los dulces que habíamos llevado y cuando descubrieron que habíamos manipulado la lista de habitaciones para dormir las 4 en el mismo cuarto y poner a las que no soportábamos en el pabellón donde también dormían las monjas a cargo. Tengo que reconocer que la mañana mejoró un poco cuando un temblor sacó de las camas a gato y ratón y nos dio motivo de burla al ver los peinados con que nos depertamos. La mañana transcurrió aburrida, pero eso era de esperarse. Lo que no era de esperarse, y que no exactamente me alegró el día, fue el tour que nos dieron. Sor Maritza con un gran sombrero de copa sobre la cofia cual maestro de ceremonias de circo de fenómenos nos presentaba con aterrorizante ánimo uno a uno a los niños que se alojaban en la casa. "Y aquí teneeemos a Dieguiiito. Dieguito sufre de polio y fue abandonado por sus padres al naceeeer. Aplausos para Dieguitoooo". Así, uno a uno, nos habló de ellos como si no pudieran escuchar y ellos se comportaron como si no pudieran oir, como si no quisieran hacerlo. En realidad, exagero. Las cosas no fueron exactamente así: Sor Maritza no tenía sombrero de copa. De cualquier manera, la tarde transcurrió lentamente mientras trataba de sacarme la imágen de la monja con sombrero de mi cabeza. Las seis. Ya estaba oscureciendo y nos guiaron a la puerta. Busqué con la mirada algún bus, pero no había. Caminaríamos. Se escucharon varias aluciones al abuso que hacernos caminar constituía tomando en cuenta lo que habíamos pagado, quejas que ya son una costumbre si de niñas bien de colegio de monjas se trata. Les seguí la corriente con cara de indignación; secretamente, celebré la caminata. Mientras algunas conversaban sobre lo conmovedor que había sido el tour (literalemente, un "turn point" en sus vidas) y yo pensaba que prefería la ignorancia a la impotencia, ya habíamos llegado. Era una capilla antigua sin ningún atractivo especial. Al menos eso pensamos hasta que comenzó la misa, porque cuando el padre salió todas prestamos repentina atención. Pensé que eso sólo pasaba en las novelas, pero creo que en la vida real también hay padres con los que te gustaría pecar. Al finalizar, 20 chicas hacían cola para confesarse con él. En el aire se respiraba algo que, definitivamente, no era arrepentimiento y las cuatro esperamos sentadas en la vereda de afuera a que terminaran con la farsa a la que no nos unimos no por falta de ganas, sino por cuidar nuestras reputaciones. A las diez nos mandaron a los dormitorios y como habíamos planeado, esperamos hasta las 12. El punto de encuentro era el cuarto de Alicia. La idea era simple: nos embutiríamos los dulces que habíamos recuperado. Sin embargo, el plan se vió ligeramente modificado al descubrir esa cajetilla dentro del sobre que cierto amigo considerado me había mandado. Fue así que nos fumamos la noche intercambiando experiencias amorosas y ahogando risas demasiado seguido. La mañana siguiente era la última y para mejorar nuestra condición de sombis empezamos con una misa a la que llegamos tarde por lo que nos obligaron a sentar adelante. Con este padre ni se nos hubiera ocurrido pecar y eso hizo que todo el proceso fuera aun más tedioso. Dos horas después, habíamos regresado al colegio con la barriga vacía por habernos saltado el almuerzo para tomar una siesta y yo, con dolor de cabeza por el golpe que me di con el mueble de madera donde uno se apoya para rezar mientras dormitaba. El auto me esperaba afuera para, por fin, ir a casa y dormir en una cama decente y comer comida decente. Mi cosas estaban en la maletera cuando me di cuenta que nadie había venido por Diana. Mis cosas, en la maletera y ella, sentada en la puerta con sus cosas, evitando las miradas de los otros padres de familia que debían estar pensando barbaridades de los suyos. Yo sabía que esas barbaridades eran reales, por lo que la llevamos a su casa. Ese fue uno de los viajes en auto más incómodos que he tenido; imagino que para ella lo fue más. Al llegar a la cuadra de la cual su casa abarcaba más de la mitad, se despidió con una sonrisa y dijo "seguro mis viejos están llegando recién al colegio". Recordé la carta del amigo que me había enviado los cigarros. Lo dudo, pensé.

"34b", "32c", "36b"

jueves, 14 de febrero de 2008

Apoyados en las barandas rojas, esperábamos que la pirateada de libros esté lista. El calor nos obligaba a ocupar nuestras mentes en otras cosas, por lo que optamos por el ya quemado, pero siempre disponible juego del sostén. Una par de semanas antes le enseñé los criterios para determinar la talla de sostén o brasier de las chicas sin saber que dicho tema le fascinaría tanto. De repente, cada vez que nos aburríamos de mirar el cielo y comer yogurt griego optábamos por poner en práctica los conocimientos adquiridos y afinar la vista. Siempre me resultó divertido porque, al menos yo, me sentía una jueza sentada en un estrado por sobre todas dictando sus sentencias: "34b", "32c", "36b". Por su lado, me imagino que el gusto radicaba en el simple mirar. Luego de darnos cuenta que estábamos hablando muy alto y que un par de cachimbos de arquitectura se acercaron demasiado como queriendo unirse al juego, recogimos las copias y bajamos las escaleras. Debíamos ser cuidadosos, no muchos verían con agrado que una chica le esté mirando las chicas a otras chicas. No muchos entenderían sus funciones lúdicas y no sexuales. Fuimos a la cafetería pequeña, esa que de verdad parece cafetería y no comedor de cárcel y nos sentamos en las mesitas altas con esas bancas incomodísimas a las que no podíamos dejar de volver todos los días. Saqué un cigarro y ya que no había con quién seguir jugando nos pusimos a hablar. Me gustaba estar con él, pero odiaba esas conversaciones. Odiaba que dejaran la ligereza de constumbre con sus tetas, rajes, burlas y chistes sexistas y se tornaran conversaciones reales. Odiaba que hablaramos de amor sin aluciones personales. Odiaba las abstracciones sin sentido. Odiaba que me hicieran recordar cosas que no deseaba recordar y que él se pusiera todo vulnerable frente a mí. Odiaba que destruyera la imagen que le había construído. Odiaba que yo fumara y él no lo hiciera. Odiaba que me mirara como si fuera la única que lo entendía, porque no era verdad; ni yo lo hacía. Odiaba que no fuera la persona simple que necesitaba para mí. Odiaba que me tomara en serio, que me pusiera en un pedestal y que no se atreviera a jugar conmigo. Odiaba tener tanto poder sobre él. Odiaba que comenzara a vestirse como me gusta que los chicos se vistan. Odiaba que me cuidara cuando caminábamos por la calle. Odiaba que me abrazara en frente de los demás. Odiaba que fuéramos tan parecidos, pero más odiaba que antes no lo fuéramos. Odiaba pensar en la posibilidad que fui yo la que lo cambió, o que él lo hizo por mí. Odiaba haber complicado su vida con dilemas sin sentido. Odiaba que ya no jugáramos al juego del sostén. Lo odiaba.

la palabra que nunca encontró

lunes, 11 de febrero de 2008

Felipe llamó. No tenías muchas ganas de hablar por teléfono con él y con nadie. No tengo ganas de hacerlo, pero tengo qué. Reconocí en seguida su dejo español. Después de tantos años viviendo allá, es bastante comprensible. Un par de holas y las preguntas de rigor para comenzar la conversación. Esperaba que no durara tanto, que se quedara en la parte del como estás. Sin embargo, comenzó a preguntarme de la universidad: tema incómodo. Muy bien, perfecto, le dije y no mentía, si las notas son el criterio, claro. Quería contarle que me sentía perdida, que sentía que había tomado el camino seguro y que odiaba eso, que estaba rodeada de gente que no comprendía, que no tenía pasión. No lo dije, solo reí cordialmente. Me preguntó qué hacíamos nosotros los que estudiábamos eso. No supe responderle. Hasta ahora, según lo que veo sólo nos vestimos bonito, formalito o bohemito, pero siempre bonito, sonreímos mucho, hacemos contactos y conseguimos trabajos en la agencia del amigo de papá. Yo, por mi lado, no me visto bonito, no sonrío mucho, no hago contactos y no tengo trabajo, por eso opté por la respuesta más diplomática y menos real, la que te hacen memorizar el primer día de clases. No dijo nada; sabía que ni yo creía lo que salía de mi boca. Luego discutimos un poco sobre la ética en los medios. Me inventé una historia sobre un curso muy interesante del ciclo pasado en el que debatíamos sobre eso. Todos era verdad, menos lo de interesante. Yo tenía esas cosas bastante claras, por lo que esos temas nunca despertaron mi interés. Creo que el profe lo sabía porque nunca me decía nada cuando dormía en su cara. Escuchar a gente simple con preguntas simples para tratar de esclarecer sus dilemas simples nunca ha sido mi pasatiempo. Por lo que hablábamos en el break, creo que el del profe tampoco, solo que él no podía darse el lujo de dormir. No, ahora que lo recuerdo sí lo hacía. De cualquier manera, al preguntarme por qué demonios le interesaba ese tema a Felipe recordé de su juventud activista en la facultad de arte. Tal vez necesitaba alguien con quién recordar esas épocas. Lo imaginaba solo en su casa en Barcelona. Pintando mucho y no pudiendo vivir del arte. Me preguntó si sabía dibujar. Le respondí con las palabras más obscenas que salieron de mi boca en toda mi vida: "Es que el perfil del profesional de mi universidad es más gerencial", eufemismo para ocultar el hecho de que sé un poco de todo y mucho de nada, para ocultar que soy una buena para nada y que me estoy convirtiendo en una más. Pensé que el taller de grabado que llevé el año pasado y los dibujos que hago en mis cuadernos cuando me siento atrás y cuando me siento mal no serían suficientemente buenos para él, ni para nadie. Luego me dijo que quería que fuera a Barcelona. Pensé que sería perfecto, salvo por mi familia, mis perros, por los dos años que me faltan y por el hecho de que no estaba segura si esa sería la solución. Barcelona es la cuidad perfecta para mí, pensé, antes de darme cuenta de que en realidad tiene la misma falsedad de todas las grandes ciudades oculta en un manto artístico, que si acá soy una buena para nada, allá sería la nada misma. Me di cuenta que ni alejándome del lugar en donde estoy me encontraría en un lugar diferente. Sin embargo, tal vez ser la nada misma sería lo mejor. Viviría el momento y no dejaría que la vida me viva, como dice un proverbio peruano. Luego me di cuenta de que tal vez esa fue simplemente una invitación por cortesía y que todos los pensamientos atormentadores fueron en vano. Seguí caminado con el teléfono en la oreja y con una sonrisa tonta en mi rostro deseando que la conversación terminara pronto. Me paré frente a una mesa donde acumulo libros que ojeo de vez en cuando. Vi cinco libros de tapa gruesa que decían algo como Dibujo y anatomía o Ilustración artística y recordé que él me los había regalado hace muchos años. Llegó el momento en que los silencios incómodos delataban el acercamiento del final de la conversación. Nos despedimos y luego de otro silencio más me dijo que se me escuchaba... (Cómo, pensé). Que se me escuchaba, que tenía la voz... (Qué, pensé). Nada, no encontró la palabra, me dijo. "No encuentro la palabra, pero es algo bueno". Nunca supe a lo que se refirió y la verdad no estoy segura si era algo bueno, pero viniendo de la única persona que conozco que ha hecho con su vida lo que en verdad quiso, así se sintió.

eso no lo aprendí de ti

sábado, 9 de febrero de 2008

Le dijo que tenía un retraso y sus rasgados ojos se abrieron por la sorpresa. Con 20 y 22 años y tres años de relación, el camino era solo uno. Ambas familias eran muy diferentes: una muy conservadora y religiosa, la otra igual de religiosa y conservadora. Ninguna estuvo muy de acuerdo, y qué. Las fotos la muestran vestida de negro y con un vientre de 30 semanas caminando sonriente, pero sin ningún tipo de pretensión y solemnidad junto con el amor de su vida para firmar los libros que sellarían el compromiso, al menos legalmente. Soñaban todo el tiempo y lo hacían juntos. El dinero nunca fue una prioridad, más la felicidad siempre lo fue. Hacer planes era su pasatiempo favorito. Lo hacían los domingos mientras comían alguna comida que él había preparado. Bebían una cerveza helada y veían una película. Se quedaban dormidos por el calor y seguían soñando. Cuando él viajaba, se escribían cartas todos los días y no temían decirlo todo; cartas que aun conservan en una caja que he visto un par de veces, pero que nunca me atreví a ver con detenimiento. Cartas que muestran que, después de 26 años, tres hijos, una nieta y miles de sueños cumplidos y por cumplir, las letras no cambian y sus espíritus tampoco. Frecuentemente salimos a comer y recuerdan que alguna vez siendo enamorados fueron a ese mismo lugar. "Cuando éramos novios, nos encantaba el chifa". "Mamá, ¿el chifa o el chife?" Nos reímos. No te preocupues mamá, esas vulgaridades no las aprendí de ti.

esquina baja

jueves, 7 de febrero de 2008

Por esa época en la que andaba sola en el instituto, uno de esos de idiomas que hace muchos años estaban de moda, yo tenía unos 14. Estar ahí, fue uno de mis primeros pasos a la independencia. No conocía a nadie, regresaba sola a casa por las noches y me divertía haciéndolo. No habían uniformes ni movilidades conducidas por la señora Carlota. Me gustaba el hecho de que nadie supiera nada de mí, podía comenzar desde cero y hacer lo que quisiera. A diferencia del colegio, en el que había estado toda mi vida y dónde todos la conocían, este lugar era nuevo para mí; yo, nueva para él. La campana. Caminaba un par de cuadras para alejarme del tumulto y esperar más tranquila en esa esquina que nadie apreciaba. Todos los días sola a las 7:30 en esa esquina. De vez en cuando había uno o dos visitantes, pero era mi esquina. Cierto día, hubieron dos visitantes, dos chicos a los cuales ignoré. Paré el bus y subí. Pasé el camino mirando por la ventana sin prestar atención a nada, pensando en nada. Me paré, tambaleé por un segundo y usé el lenguaje simplificado de los micros "esquina baja". Bajé y me sentí rara, observada, eran los dos de la esquina, estaban en el bus, me miraban.
Día, tarde, noche, campana, camimar dos cuadras, esquina, esperar sola. Esperar sola? Dos sombras paradas en mi esquina arruinaban mi segura rutina. Eran sombras familiares, eran los dos. Sentía sus miradas en la nuca. Los ignoré, no quise comenzar a fantasear. Por qué dos chicos, mayores que yo, considerablemente apuestos se fijarían en mí, EN Mí! Decidí distraer mi mente pensando en chanchos que vuelan o en los que no, qué más da, de cualquier forma, hacerlo fue difícil durante la siguientes semanas. La escena con los dos extraños se repitió cada día sin excepción. El primer día de la última semana del ciclo, día, tarde, noche, campana, caminar dos cuadras, esquina, un sólo extraño, uno de ellos, el que llamó mi atención desde el principio. El silencio incómodo golpeaba mis frente. Asumo que le sucedía lo mismo. (Que me hable, que me hable). Hola. Hola, respondí. Tú siempre esperas acá no? Sí, tú también? (porque no me había dado cuenta ¬¬'). Un par de días después, ya no era una extraño más. Sabía que estaba en la universidad, que tenía una banda, que tocaba guitarra, que estaba sólo, que le gustaba Nirvana, que me gustaba y que le gustaba (eso no me lo dijo).
Aun tenia el uniforme puesto cuando el teléfono sonó. Antes de contestar ya sabía que era él. Llamaba todos los días a esa hora.
"Tengo que decirte algo, te lo diría frente a frente, pero nunca te dejan salir..."
Hice un silencio profundo demasiado largo, involuntariamente largo. Ambos supimos las respuesta, pero ninguno la comprendió.

raphaella

miércoles, 6 de febrero de 2008

Levantarme a las 5 de la mañana nunca fue la mejor forma de comenzar un día. Mas, hoy no tuve opción. Estaba soñando con qué sabe dios (dios no sabrá, pero yo sí) cuando en sueños escuché la voz de mi hermana llamándome: la fuente estaba rota. Habiéndome imaginado que aquel momento sería como me lo habían vendido las películas (mi hermana gritando por las contracciones y todos caminando en cámara rápida), el espectáculo me resultó un poco decepcionante. Resulta que ni siquiera pude usarlo como pretexto para no ir a esa entrevista de trabajo a la que no quería ir, tan solo tuve la opción de tener una excusa para ir en jeans, sandalias playeras y un polo ("sí, no sabes, disculpa las fachas, es que me vengo de la clínica, mi hermana está dando a luz"). Creo que me fue bien, pero siempre me va bien el problema es que "no tengo experiencia". Cómo demonios se supone que la tenga si... bueno, tal vez es solo una forma educada de decir: " no nos gusta cómo te vistes". Cuatro horas de labor y una cesárea después (sí, las cuatro horas fueron por puro deporte), todo había terminado. Sus encías desnudas, mis manos, mis labios y mi nariz replicados en ella formaron un precedente: levantarse a las 5 de la mañana puede ser una buena forma de comenzar el día.

mamá, me voy a ensayar

martes, 5 de febrero de 2008

Una de las mentiras que recuerdo con más cariño la dije hace unos 5 años. En tercero, el llevar un curso "obligatorio" electivo no era más obligatorio, por lo que dejé la banda. Claro está que mi mamá nunca se enteró de eso y tenía todos los sábados hasta la tarde para salir de mi casa sin permisos y hacer lo que de se me diera en gana. Ahora que lo recuerdo fue entonces que nació mi gusto por caminar. Caminar sin rumbo. Arrastré a Claudia a la misma farsa y al mismo gusto que duró todo un año sin ser descubiertas en lo absoluto. A las 10 nos reuníamos en el parque que quedaba justo en el camino entre su casa y la mía y decidíamos, no a dónde iríamos, sino simplemente la dirección que tomaríamos. Una veces era al norte, otras al sur, otras al oeste, otras al este y otras simplemente dábamos vueltas y comprábamos basura comestible. Los pies dolían, pero los ojos veían, las orejas escuchaban, y las bocas hablaban. Fue así, que al terminar el año conocíamos cada una de las historias amorosas de los vecinos, sus nombres, trabajos, casas, número de miembros de sus familias, potenciales amores, el nombre de la mascota y el de la abuela senil. Concíamos todo, desde dónde vendían las mejores cremoladas (base de nuestra dieta sabatina), hasta dónde vendían cigarros a menores (lo cuál no importaba mucho porque parecíamos un poco mayores y no fumábamos). Sabíamos quiénes se habían cambiado de colegio y a qué colegio lo hacían. Desarrollamos una habilidad impresionante para conectar personas y sus historias. Siempre alguien era amigo del amigo de un amigo y siempre lo descubríamos, incluso infidelidades de o hacia personas que conocíamos por otros lares. Todo esto caminando y mirando un poco. En verdad se caminaba mucho y se miraba bastante. Sabíamos de todo y todos sin que ellos siquiera lo imaginaran. Aprendimos a ver más allá de lo evidente, a usar la lógica, a completar vacíos, a analogar situaciones y a ser invisibles.

respuestas a dudas en cuanto al manual

domingo, 3 de febrero de 2008

1. Pido información precisa sobre lo que debo entender como la historia de Platón sobre el origen del amor
Platón tiene una teoría interesante sobre el origen del amor. Este se encuentra en su texto “el Banquete”. Tengo que reconocer que la lectura de dicho sería una iniciativa grandiosa, mas poco probable (o quién sabe, podría sorprenderme), por ello, cuando quiero ilustrar sobre el tema recurro a una canción de un grupo llamado “Hedwig and the Angry Inch” que es el primer video de la barra de video del presente blog. Se recomienda la lectura del post “Hablando de Platón, el origen del amor” en este mismo blog.
2. El corazón es de fabricación reciente? ¿dónde fue fabricado?
El corazón es una pieza original del Contenedor. Ambos tienen 19 años de antigüedad y fueron fabricados en las entrañas de mi madre. Existen marcas de nacimiento que lo garantizan.
3. ¿Las partes vienen de múltiples lugares? ¿fueron ensambladas en un solo lugar?
El origen de las diferentes partes es un secreto de fábrica, más las entrañas competidoras sospechan que tiene partes japonesas, peruanas y españolas.
4. ¿Donante es igual a contenedor?
Donante NO, repito, No es igual a Contenedor. El Contenedor es simplemente la parte física del cuerpo humano que contiene al corazón. El Donante es el ente en conjunto (cuerpo, alma, mente, y todo lo que se crea hay en una persona). Si bien es cierto que se piensa que Corazón + Contenedor = Donante, también lo es que un elemento es mucho más que la suma de sus partes. Por otro lado, la palabra Donante solo se aplica en el caso de darse una donación, de lo contrario esta sería reemplazada por la palabra “paciente” (haciendo referencia a la espera que este individuo hace para convertirse en donante).
5. ¿qué es un momento difícil?
La definición de momento difícil depende de la capacidad del Donante para afrontar situaciones duras. Hay Donantes más fuertes y otros más débiles que se quiebran fácilmente.
6. ¿qué es un momento feliz?
Un momento feliz es cada uno de los elementos que, en conjunto, forman la felicidad plena. De ahí el dicho “la felicidad está hecha de momentos”. De mismo modo la definición de felicidad dependerá de cada uno de los Donante.
7. ¿El amor al que se refiere el hecho de pensar todo el día, equivale al amor platónico?
Sí, se refiere al amor platónico, mas es importante resaltar que todo amor verdadero tiene algo de platónico, por lo que también puede interpretarse como amor en general.
8. ¿qué tipo de dolor? ¿Dónde ha de doler?
El dolor mencionado puede manifestarse de maneras distintas. Es probable la sensación de punzadas en el mismo órgano, pero es muy común que se vea extendido en forma de quemazón hacia la boca del estómago (tome como referencia el dolor que causa la gastritis, si alguna vez la padeció, claro. No es recomendable inducir dicha enfermedad como preparación al sufrimiento mencionado).
9. ¿Adquirir otro corazón u otro donante u otro contenedor?
Es posible adquirir solo un corazón sin brindar el suyo a cambio, pero esto implicaría la incapacidad de amar del donante de pecho vacío (o Contenedor Vacío). En el mejor de los casos, sufriría de una muerte lenta. En el caso de adquirir solo un Contenedor Vacío, Ud tendría una relación meramente carnal sin implicar amor ni conexión espiritual. Existe la opción de llevarse el paquete completo Corazón + Contenedor sin dar su corazón a cambio. Esto garantizaría una pareja totalmente entregada sin que Ud. pueda decir lo mismo. Esta opción no es muy recomendable ya que eventualmente Ud. necesitará reemplazar lo adquirido. Por último, se encuentra el paquete TRULOVE. Este consite en Corazón + Contenedor siempre y cuando Ud. esté dispuesto a entregar lo mismo al Donante que elija.
10. ¿Por qué la replica idealizada a escala de donante está en los ventrículos?
La réplica a escala se encuentra en los ventrículos solo por un tema de practicidad en las gráficas. Estas se deben tomar solo como referencia. La réplica tiene la posibilidad de desplazarse a cada uno de los rincones del órgano, mas es posible que dependiendo de los casos, unas sean más activas y otras más ermitañas.
11. ¿Por qué la replica de donante está dentro y no fuera del corazón?
La réplica se encuentra dentro del corazón por un tema de comodidad. De encontrarse afuera, las paredes exteriores del órgano, por ser resbaladizas, causarían que su permanencia sea difícil. Se hicieron experimentos probando esta opción, pero la réplica terminó resbalándose al estómago y muriendo a causa de los ácidos estomacales.

*Dudas adicionales a este mismo medio

vendo corazón sin usar (manual)

viernes, 1 de febrero de 2008


Manual del corazón en venta en el post http://libatoennefes.blogspot.com/2008/01/vendo-corazn-sin-usar.html. Escrito y traducido por moi.



niños bien que juegan mal

Mi hermano y mi mamá estaban emocionados por ser el primer partido de fútbol en un campeonato de verdad del gordo. A pesar de sentirnos como pollos a la brasa en el taxi afuera había sol y una brisa que aliviaba, buen presagio para comenzar el día. Yo, por mi lado, pensaba que un partido a las 9 de la mañana era un abuso contra las 3 horas de sueño que me faltaban. Entramos al club y nos encontramos con un par de compañeros peloteros del gordo junto con sus mamás. Por sus caras podías decir que estaban perdidos. Solíamos ser socios de ese lugar hasta que mi hermana dejó de jugar por entrar a la u y mi viejo también por sufrir los achaques de sus casi 50. Por mi lado, nunca fui muy sociable y sólo iba al club cuando me obligaban, y el único deporte que practico es Extreme sleeping así que ya no valía la pena seguir pagando por cosas que nadie disfrutaba. Llegamos y la gente de su cole estaba reunida y al lado las mamás sobreprotectoras. Unas cuentas con las cámaras digitales que se habían comprado en su último viaje a las tierras del tío Sam y otras persiguiendo a sus hijos con polos secos y bebidas hidratantes. Un señor gordo vestido en su mejor outfit deportivo era escuchado cuidadosamente por los mocosos de tercer grado entre los que estaba mi hermano. No era Spartacus, era el entrenador/ profesor de educación física. El partido era contra el Cristal. Piece of cake, pensé. Yo y el séquito de madres preocupadas / nanas aburridas nos sentamos en las tribunas para hacer barra, especilemente yo. Se hizo un silencio, las cabezas voltearon y en cámara lenta entraron. En uniformes celestes, pequeñas personas con miradas desafiantes que delataban que tenían mucha más calle de que yo voy a tener en mi vida ingresaron al campo. Casi podías imaginar que guardaban pequeños cuchillos a escala de sus poco dearrolladas manitos en las canilleras. Debo reconocer que tuve un poco de miedo por el gordo y por mí. Abrieron la boca y todo estuvo mas claro. Yo digo muchas lisuras, pero sorprende un poco que puedan salir tantas de alguien tan pequeño cual sombrero de mago, y vaya conejitos que salían. Óbservé a la tribuna de los competidores y completé el perfil: niños de barrio independiente cuya vida se desarrolla práticamente en la calle y cuya ilusión es sacar a su madre de la pobreza convirtiéndose en un gran futbolista. Miré al otro lado y vi a nuestro equipo. Tenían la mirada un poco perdida buscando a mamá en la tribuna y estaban cubiertos en bloqueador. Completé el perfil: niño de mamá, sobreprotegido cuya aspiración es tener entre sus manos un PS3 y eventualmente seguir con el negocio del papá. 10 goles y una hora después estaba todo el equipo del gordo en el KFC celebrando los 10 tiros que su arquero no había tapado y haciendo sonar los llaveros con la foto del equipo que habían comprado a un sobreprecio ridículo. Todo se confirmó.