eso no lo aprendí de ti

sábado, 9 de febrero de 2008

Le dijo que tenía un retraso y sus rasgados ojos se abrieron por la sorpresa. Con 20 y 22 años y tres años de relación, el camino era solo uno. Ambas familias eran muy diferentes: una muy conservadora y religiosa, la otra igual de religiosa y conservadora. Ninguna estuvo muy de acuerdo, y qué. Las fotos la muestran vestida de negro y con un vientre de 30 semanas caminando sonriente, pero sin ningún tipo de pretensión y solemnidad junto con el amor de su vida para firmar los libros que sellarían el compromiso, al menos legalmente. Soñaban todo el tiempo y lo hacían juntos. El dinero nunca fue una prioridad, más la felicidad siempre lo fue. Hacer planes era su pasatiempo favorito. Lo hacían los domingos mientras comían alguna comida que él había preparado. Bebían una cerveza helada y veían una película. Se quedaban dormidos por el calor y seguían soñando. Cuando él viajaba, se escribían cartas todos los días y no temían decirlo todo; cartas que aun conservan en una caja que he visto un par de veces, pero que nunca me atreví a ver con detenimiento. Cartas que muestran que, después de 26 años, tres hijos, una nieta y miles de sueños cumplidos y por cumplir, las letras no cambian y sus espíritus tampoco. Frecuentemente salimos a comer y recuerdan que alguna vez siendo enamorados fueron a ese mismo lugar. "Cuando éramos novios, nos encantaba el chifa". "Mamá, ¿el chifa o el chife?" Nos reímos. No te preocupues mamá, esas vulgaridades no las aprendí de ti.

3 comentarios:

Jorge dijo...

Chife, vive de chifa?

Lo que debieron aprender es a usar un condom...

Hay de diversas marcas y sabores. Retardantes, con espuelas y colores.

Aunque todos tienen el mismo tamaño.

Nefelibata dijo...

cuál es el punto

Jorge dijo...

¿el punto G?

ni yo lo sé...